23 octobre 2007

Welcome back Rosalie

Franca decadencia.
La clásica, la típica, que porque demasiado trabajo, demasiada pseudo reunión social, demasiado todo como para parar, así no sean 10 minutos. Detenerse y mirar hacia atrás.

Este mes ha sido francamente delicioso. Más de alguna vez sonreí maliciosamente, pensando en que los sucesos y observaciones ameritaban más de un blog.

Pensé en Rosalie, a quien tengo odiosamente abandonada. En su reacción frente a tanta desolación.
Sana sana potito de guagua

Ciertos extraños sucesos provocaron lastima en mí. Ganas de hasta ofrecer
disculpas por algo de lo cual no soy responsable. Pero deseo de ofrecerlas por igual, en caso de que eso ayudase a sanar. Hasta me fui en cruzadas, militando por la eventual necesidad de un último encuentro. Porque sigo pensándolo: ningún hombre vale tanto como para que nos dejemos morir y perdamos en eso lo fundamental: nuestra dignidad. Ni siquiera el mío…
Pero Strozzi bien lo dijo: solo sana el que desea sanarse…

Ladie 90-60-90

Ayer participé de un exquisito brunch, fenómeno trendy por estos días.
Todo bien hasta que escuché un comentario tipo “las mujeres somos más multifacéticos que los hombres”. Lo anterior apuntaba a la creencia según la cual las mujeres tendríamos mayores habilidades para las funciones multi-task, esto es pagar cuentas, organizar hogares, etc.
En otras palabras: la labor secretarial.

Creí vomitar. No que ser secretaria tengo algo de infame, por el contrario, suelen ser los pilares fundamentales de toda organización que se respete.
Pero que es eso de establecer patrones antiguos e infundamentados sobre como la condición genética de las mujeres las guían hacia ciertos tipo de empleos. Que es eso de considerar que las mujeres son y serán mejores cocinera, más sensibles porque conectadas con la vida (y todo el bla bla asociado), más indulgentes, más pacientes, etc., etc.

Que fastidio. Me exalté, enervé e intenté aplicar mi switch soft explanation (dura con cara de niña buena, tierna y no en plan: eres una idiota… además de mujer! Ja!), para explicar porque eso no es más que una construcción social, por ende cultura. Que no es a priori, ex-antes sino que ex-post. Ya?? OK??

Confieso. Y qué si no quiero tener que llorar cuando quieren que llore. Y que si quiero ser vulgar “como hombre” cuando me apetece. Y qué si no quiero ser como esperan de mi que sea. No se trata de relativismo moral como escuche por ahí, sino todo lo contrario, se trata de indagar todos los días, siempre más, con pena y felicidad, qué soy, qué quiero ser, el porque del como.

Ejercer una de las multiples formas de mi libertad.

Super woman
El comentario anterior no hizo más que reafirmar mi pánico vital sobre como llevar a bien la maternidad. Discusión que a estas alturas interviene hasta en la sopa. Ya medio asumí que dada mi condición de “mujer, casada y con pseudo situación”, me toca. Lo quiera o no.

Así es como sorteo, con algo de risa y provocación, los “para cuando?" de toda índole.
Fenómeno nada fácil de vivir en un continente para nada inmerso en la noción de equidad y paridad. No hablo de aquel feminismo estúpido y irritante. Me refiero a aquel consenso social sobre el rol de los padres, como primeros formadores de sus hijos. Me refiero a la necesidad de invertir en educación, llámese jardines infantiles, colegios, liceos u universidades. Reflexionar sobre qué queremos como sociedad, sobre como hacer de nuestros hijos generaciones futuras felices, dueñas de un mundo auto-sostenible y no de una basura.


Individuos felices, adaptados, funcionales, amantes de sus familias, independientemente de lo que pase con ellas. Que consenso queremos como sociedad…
Todas preguntas sin respuestas….

Los hijos siguen siendo carga y responsabilidad de sus madres. Observó como siempre me preguntan a mí si quiero tener hijos. Y el padre, me pregunto, acaso no tiene nada que decir? Ni madres, puede que por una mera casualidad me toqué llevarlo y cuidarlo hasta que respire solo, pero eso no hace de mi su dueña.
Lamento que la maternidad latinoamericana no esté pensada en un fenómeno de a dos, sino como la experiencia casi unilateral de mujeres… a estas alturas, un ridículo cliché.
Mujeres que deben lidiar con sus trabajos, con exigencias laborales, maternales y sociales. ¿Me pregunto quien desea en esas condiciones ser madre? Yo no! Vaya que no.

Pero la neta (como diría Lider) es que nada de eso va a cambiar. Esto es lo que hay y solo queda marcar la diferencia con el ejemplo o continuar con nuestras vidas de pequeños nómadas, que me encanta.