01 décembre 2008

Sauve qui peut ...




Donde están?

Donde están los economistas ?
Donde están los políticos que juegan a la economía?
Donde están los brujos especuladores de economía.
Donde están los que nada entienden de economía, pero vaticinan lo que sea, como sea, cuando sea?

Donde están los economistas, nuevos médicos y abogados del siglo XXI.
Donde están los economistas norteamericanos?
Me pregunto donde están?

Pues no están.
No están para dar la cara.
Sí para fabricar todo tipo de MBA u Phd, que fomentan más de lo mismo.
Pero no están para justificar lo injustificable: ambición, desmesura, nulo sentido de políticas públicas, cero altruismos, total egoísmo.

No están, porque lo cierto es que nadie está para ver el horror llegar.
Nadie está para enfrentar la crisis.
Nadie está para dar la lucha por los que no puede luchar.

Y pienso en Lovaina, mi linda y bella Lovaina.
Hoy más que nunca te revindico.
Revindico ser una economista formada en Europa continental.
En Bruselas, precisamente Bruselas, la capital de la Unión Europea.
Revindico el sueño europeo.
Revindico mi rol junto al de todos los demás.
Revindico aquella formación que nos enseño el bien común, el bien publico, el bien social, por sobre lo demás.

Revindico una sociedad en la cual todos juntos sumamos algo mayor, el Bien Común, ese que nos protegerá cuando nadie quedará.

Y lo anterior nada tiene que ver con comunismo o capitalismo.
De hecho, cualquier economista entiende a cabalidad que ese no es el debate.

Mientras periodistas faranduleros discuten sobre situaciones más o menos ideologizadas, los economistas nos interrogarnos sobre el rol de nuestra disciplina.

Como fue que le quitamos toda credibilidad a las otras ciencias.
Disciplinas como las Ciencias Políticas o las Relaciones Internacionales han sido históricamente menospreciadas por los economistas, debido a su falta de capacidad analítica para evaluar un caso económico-social, optando por un discurso político fácil, conmovedor cierto, pero fácil al fin.

Con todo, si existen politólogos que gozan de la distancia necesaria para analizar hechos y situaciones.
Pero que fue de los juristas, filósofos, sociólogos, antropólogos, biólogos, médicos, sicólogos, artistas y demás?
Que fue de todas estas disciplinas que sí aportan al arte liberal del siglo XXI, por sus ángulos de análisis únicos e indispensables a la creación conjunta de políticas publicas coherentes, eficientes e innovadoras?
Donde están?

No están. Los políticos, nuestra clase política ambiciosa, chanta, cagona, porque no decirlo; usó y abusó de la economía. Con la complicidad de economistas vanidosos, excluyeron a las demás ciencias del debate público.
Abusaron de la plataforma política, para diseñar una estructura económica benéfica para sus propios bolsillos.
Crearon la especulación. Acción que poco o nada tiene de económica.

Entonces, vamos por parte.
Está bien, a pesar de mis tendencias anarquistas, asumo que tendremos que seguir lidiando con los pobres, desorientados y ridículos políticos.

Asumo que ellos nunca terminaran de entender que no votar no tiene que ver con el eventual desinterés por la cosa política, sino más bien con la negación de alinearse y participar de un sistema inventado por y para la vanidad de un grupo de mediocres.
Sinceramente, quien con talento, futuro y vida propia, participaría en políticas?

Pero volvamos al tema.
Es tiempo de regular, tan solo regular.
Chile parece ser el único país de la zona que aguantará el sismo, al menos eso esperamos.
Lo anterior no es gratuito, obedece a la crisis financiera sin proporciones, que vivió el país a mediados de 1982.
Irónicamente, en pleno gobierno militar, en pleno reino de los Chicago Boys, Buchi, el histórico y reconocido Ministro de Hacienda, diseñó una regulación financiera impensable para la época.
Regulación que ha sido sin lugar a duda mejorada, en estos últimos anos.

Este modelo económico fue quizás el único punto de unión entre los chilenos, un bien intangible que nos reunió alrededor del horror, la división política y social del país.

Lo llamaron el milagro económico de Pinochet, lo llamaron el sustento de su gobierno.
No lo creo. La economía no basta para sustentar un país, menos para legitimizar. Nadie pensó en la desigualdad. Nadie velo por la educación, sustento fundamental del crecimiento económico.Y ni pensar de los delitos de lesa humanidad.

Pero lo cierto es que observando la estructura económica a la lupa, Buchi diseñó algo único. Un sistema económico que la concertación se encargo de cuidar y mejorar.
Imponiendo agendas sociales, no así educacionales (pecado imperdonable de la izquierda chilena), la concertación mejoro las estructuras financiera del país.

Como dijo el actual Ministro de Hacienda, Chile operó en los años ochenta, una reflección económico innovadora, regulando, prohibiendo los capitales especulativos, aumentando las obligaciones de liquidez, estableciendo la regla del superávit fiscal del 1%.
Fueron muchos anos de privación, de ahorro forzado, de nula economía social.
Pero fueron anos que estructuraron el sistema bancario, económico y financiero.

Somos un pueblo austero, algo triste, muy esforzado.
No le pegamos a la salsa, poco a la música, poco al son, pero si a la razón.
A la razón del esfuerzo, del micro esfuerzo. El esfuerzo de todos, para todos.

Somos una sociedad profundamente conservadora, en todo sentido.
Somos conservadores en lo público.
Somos conservadores en lo económico.
Como buen pueblo sufrido, asumimos que el goce cuesta.
Y mientras más cueste mas se goza.

Que queda?
Queda la enseñanza.
Quedan los llamados al ahorro nacional.
Queda estrecharse, queda aplicarse, queda aguantar la lluvia, hasta que vuelva el sol.

Queda que los agentes sociales revisen sus prioridades y modus operandi.
Y sobre todo, quedan que las Universidades cumplan su rol de ente pensante y no de ente instrumentalizado para tal o cual política pública.

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